¿Sirven realmente para algo los cursos y másteres online? ¿Cómo es su temario? ¿A quién van dirigidos? ¿Son tan caros como los itinerarios formativos de las universidades y centros tradicionales? Las cuestiones relacionadas con los estudios virtuales me asaltaban una y otra vez. Casi todos los días leía artículos sobre estadísticas y estudios que posicionaban a los métodos de formación a distancia como principal soporte del paradigma educativo del futuro. También hablaban de los MOOC, unos cursos online gratis que parecían destinados a ser la primera piedra de una revolución mucho mayor. Diferentes informaciones que convergían en un mismo punto: la educación presencial estaría condenada a muerte. ¿El aula de toda la vida en peligro de extinción?
Conozco a varias personas que eligieron los estudios online como alternativa a la educación tradicional. Por motivos de diversa índole, a partir de cierta edad, llevar a cabo un master o curso presencial puede resultar prácticamente imposible. Aunque la formación continua es el mejor camino para entrenar y potenciar nuestro valor diferencial, dedicar la mitad de horas productivas del día a estudiar en un aula física conlleva un esfuerzo que no todo el mundo puede asumir. Y aquí radica precisamente una de las bazas fundamentales de la formación e-Learning: accesibilidad para todos, independientemente de su situación laboral o familiar. Con hijos, trabajo o cursando otros estudios paralelos: el aprendizaje virtual se adapta a cualquier estilo de vida. Esta maleabilidad representa una de las principales razones por las que muchos escogen esta metodología para continuar su etapa formativa.
Es el caso de Marta, una amiga de la infancia 'casi' licenciada en derecho. Y digo casi porque tuvo que abandonar su carrera por motivos económicos. Desde entonces, enfrascada en el mundo laboral, su horario disponible se ha reducido a unas pocas horas. Así las cosas, Marta decidió reciclar su formación y comenzó a cursar un master propiedad intelectual online. Con él, se introdujo en un nicho muy actual, pero que ella desconocía por completo. Hoy día opta a trabajar como experta asesora en empresas y sociedades de autónomos.
Accesibilidad económica
Volviendo a mi experiencia personal, lo primero que me llamó la atención fueron los precios, mucho más asequibles que los másteres oficiales de cualquier universidad española. En el caso del itinerario que elegí, el master quimica, el montante final no llegaba a los mil euros, mientras que los másteres de carácter oficial sobrepasan los dos mil. Más del doble de diferencia. Algo que también comprobé en otros cursos que me planteé realizar, como el master enologia.Es cierto que la formación presencial que se imparte en universidades y centros educativos oficiales intenta ir un nivel más allá. La pregunta es, atendiendo a las diferencias, ¿merece la pena el desembolso económico? Bajo mi punto de vista, no. Me explico.Mi formación previa era suficientemente sólida y el hecho de cursar el citado máster me podía ayudar a especializarme y conocer el tema en cuestión, sin necesidad de acudir a los alardes de algunas universidades. Hablo desde mi experiencia personal: lo aprendido en ciertos cursos posgrado asociados a entidades educativas de referencia, no justifica el desorbitado precio a pagar. Por ello, el hecho de que estos másteres online fueran más accesibles económicamente, lo consideré desde un primer momento como un importante punto a favor.
Temario y atención
Una vez realizada la matriculación, llegaba lo verdaderamente importante: conocer el temario y los pormenores de la metodología educativa e-Learning.Desde un primer momento me explicaron detalladamente cuál iba a ser la forma de proceder y avanzar en el temario. Entre el material que se me entregó, estaba la Guía del Alumno, un documento en el que, a parte de otras informaciones, aparecía un horario de tutorías telefónicas así como una dirección de e-mail con la que contactar con los docentes.Los tutores (según comprobé, con conocimientos suficientes en la materia) estuvieron disponibles gran parte del día y contestaron a mis cuestiones rápidamente, tanto de forma telefónica como por correo.Al haber elegido la modalidad online, todo (temario y evaluaciones) se desarrolló a través de su aula virtual (daban la opción de elegir el mismo curso pero 'a distancia', es decir, enviándote todos los materiales a casa para no tener que consultarlos permanentemente en la web). En cuanto al temario, no fue exactamente lo que esperaba. Observé que no profundizaba todo lo que a mí me gustaría y que muchos contenidos eran, quizás, algo genéricos. Tengo que aclarar que lo concebí así porque ya tenía una buena formación previa en el sector elegido, pero que no es algo notorio, ni un tema que eche por tierra las buenas sensaciones que, en general, me dejó el máster. Para la mayoría, el nivel de estos cursos es más que aceptable.Igualmente, las evaluaciones no fueron excesivamente difíciles, algo que, si es así en el resto de cursos, puede ser un arma de doble filo: aumenta aún más la accesibilidad del curso pero puede influir negativamente en el aprendizaje de los menos 'responsables'.
Una gran opción para reciclar nuestra formación
En definitiva, salvando ciertos aspectos, mi experiencia ha sido sorprendentemente positiva. Ciertas opiniones (quizás de gente que no ha entendido el fin de estos itinerarios) habían conseguido que me matriculara con una actitud escéptica ante lo que me podía encontrar. Pero la realidad me ha demostrado que cursar un master online es una gran idea, si lo que queremos es mejorar nuestra formación a un precio difícilmente mejorable. Una segunda oportunidad para desarrollarnos en el ámbito que siempre nos apasionó.
Fuente: ElMundo
http://www.elmundo.es/andalucia/2016/07/21/5790aed0268e3ee8218b45dd.html